El aceite y la cocina mediterràanida

EL ACEITE Y LA COCINA MEDITERRÁNEA

La dieta más preciada

La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos, cereales y aceite de oliva; un consumo moderado de pescado y lácteos, y un consumo bajo de alimentos procesados y de carnes, especialmente de las rojas y las procesadas.
El aceite de oliva, desde hace miles de años, forma parte de la tradición culinaria de nuestras tierras. Tanto es así, que ya en tiempo de los griegos y los romanos el aceite era un condimento muy apreciado. Y la tradición de cultivar olivos y de hacer aceite y utilizarlo como parte esencial de la dieta mediterránea ha perdurado hasta nuestros días. Y hoy es una dieta recomendada por una gran mayoría de nutricionistas de prestigio de todo el mundo.
Además de servir para condimentar ensaladas, rebanadas de pan, verdura y cualquiera otro alimento, también ha servido y sirve para conservar alimentos de un modo natural, confiriéndoles un sabor muy especial. Pescado, verduras como la escalivada, setas y quesos son algunos de los alimentos que, sumergidos en aceite de oliva, mantienen la propia textura, y a la vez se les añaden nuevos aromas irresistibles.
Una de las características más destacables del aceite de oliva virgen extra es que, a temperatura alta de cocción, el aceite mantiene sus propiedades. Por eso, junto con el hecho de que los alimentos absorben menos grasa, se recomienda usarlo para freír por delante de otros tipos de aceite, como por ejemplo el de girasol. De hecho, se puede reutilizar hasta cinco o seis veces siempre que entre frita y frita lo filtremos.
El aceite de oliva es casi indispensable para cocinar todo tipo de platos, como por ejemplo estofados, sofritos, pescados, carne al horno, etc. Y también sirve para hacer salsas como el alioli, la mayonesa, el romesco, la salvitxada, el chimichurri... Y, en repostería, es un buen sustituto de la mantequilla, puesto que es más sano y más sabroso, para hacer todo tipo de pasteles, brioches, pan... Y, además de las múltiples aplicaciones culinarias, el aceite también tiene muchas propiedades para la piel, y por eso se utiliza para elaborar muchos productos cosméticos.